La instalación de suelos laminados se ha convertido en la opción más habitual a la hora de elegir un pavimento para las viviendas. Todo ello viene derivado de sus excelentes características. Debes saber que existen diversos tipos y que no todos son iguales, ya que en el mercado nos podemos encontrar con distintas calidades.
En términos generales, se pueden clasificar las diferentes clases de suelos laminados atendiendo a algunas de sus características técnicas y/o estéticas.
Los suelos laminados tienen diseños modernos y atractivos, o clásicos y atemporales, biseles, texturas, tamaños extra grandes… etc., que quedan muy bien estéticamente. Pero en la práctica, lo que también debería tenerse muy en cuenta es que el tablero tenga una densidad aceptable, que sea un tablero antiestático, que se coloque con un soporte de alta densidad, que ofrezca garantías reales, y, sobre todo, lo más importante: que este instalado por auténticos profesionales.
La clasificación de suelos laminados se puede realizar en función de la clase de uso, la clasificación AC y el diseño.
Se trata de la clasificación más habitual para diferenciar entre la variedad de tipos de suelos laminados que se hallan en el mercado actual. Esta se basa en el uso que se le vaya a dar al suelo laminado. Principalmente se dividen en: uso doméstico y uso comercial. Una vez clasificados de esta forma, se subdividen en tres niveles de uso y se les otorga una numeración:
Esta división se apoya en la norma europea EN 13329, donde se estipulan las determinadas características y pruebas de ensayo que se deben cumplir para poder llevar a cabo la catalogación de los suelos laminados. Los aspectos a valorar para la aprobación son los siguientes:
Esta clasificación permite medir la resistencia superficial a la abrasión de diversos tipos de suelos, entre ellos los suelos laminados que es lo que nos interesa.
La clasificación se realiza desde un nivel de desgaste inferior, el denominado AC-1, hasta el nivel de máxima resistencia ante el desgaste, denominado AC-5. Desde hace unos años, es habitual ver en la clasificación suelos laminados con valores AC-6.
Para un uso doméstico normal, es más que suficiente realizar una instalación que tenga una etiqueta AC-3. Muchas veces se tiende a intentar garantizar la máxima resistencia y lo que se acaba realizando es una sobredimensión de la instalación. Sin embargo, bien es cierto, que cada vez resulta más complicado encontrarnos con suelos que pertenezcan a un nivel tan bajo.
Se podría decir que esta clasificación solo mide un aspecto, no obstante, son muchos los usuarios que se fijan en esta división para confiar en la calidad del suelo. Lo cual, según nuestra opinión no es suficiente, ya que es necesario atender a otras muchas cuestiones que son más relevantes.
Tal y como ya se ha comentado en otros apartados, existe una gran variedad de suelos laminados que cumplen las necesidades de cualquier tipo de cliente, atendiéndolo de forma funcional y estética.
A grandes rasgos, los podemos segmentar en tres tipos:
Desde el punto de vista del diseño hay que prestar atención a varias cuestiones:
Como puede ver, existe un gran número de alternativas entre las que elegir a la hora de instalar el suelo laminado. Nuestros especialistas pueden asesorarle para que escoja el que mejor se adapte a sus necesidades.